A pesar de que sea fin de semana, no te quedes ahí parado viendo el modo en que pasa el mundo a tu lado. Levanta el vuelo, y no reprimas por nada del mundo tu deseo de lanzarte a volar alto en la dirección que marca tu corazón. No des pie a que ninguna ventisca ni tampoco cualquier impertinencia cambie de medio a medio sentido tu forma de querer al mundo, tu manera de sentir la vida, la naturalidad que desprendes al sonreír delante de las situaciones más pequeñas, e incluso a mirar con un profundo amor a las personas que amas. Vive sin nada que te ate a la desesperanza; de la misma manera que el aire va de un costado a otro costado en total libertad. No te olvides nunca que allá donde quiera que tú vayas, yo te acompañaré de principio a fin; hasta la eternidad, juntos, tú y yo de la mano hasta el final de los tiempos.
En este preciso momento, alza el vuelo; no pierdas ni un segundo más de lo valiosa que es tu vida. Ama, y también siente como te nace del corazón sin que nadie te perturbe el ánimo que desprende tu alma cuando sonríes. ¿A qué esperas a otro día para vivir? Ese instante es ahora; coge impulso, y ale hop. ¡Eleva el vuelo! Yo te espero en este mismo lugar donde ahora nos despedimos. ¡Ale hop, vuela!
Volemos!!!
Me encanta ese impulso final, Arancha!!!
No debemos dejar de volar nunca con nuestros deseos de una meta, y de avanzar contentos en la vida, a pesar de tantas adversidades, no podemos permitirnos caer nunca.