Y todo vuelve a empezar. Así de clarito lo dice la canción, y así de clarito lo volvemos a comprobar en un día como hoy, cuando parece que la normalidad de lo cotidiano vuelve a tomar la normalidad y comienza por tanto el pulso a la paciencia, a la ilusión, al bolsillo, al afecto, a la fe y la constancia…
Es curioso cómo pasan los días y como de repente casi sin darnos cuenta, todo vuelve a empezar. Lo prioritario de ayer, y sobre lo que parecía no había nada más importante la playa, el cine, el viaje, la piscina, los cursillos de verano, los paseos por la plaza, las quedadas con los amigos han pasado hacer otra cosa más.
Es increíble observar, como los más pequeños retoman el colegio, los adultos acuden a sus puestos de trabajos, las calles comienzan a sentir el runrún de los coches, las guaguas del transporte escolar paran y avanzan, las amas de casa se apresuran para tener la comida prevista al regreso de todos los que ya han vuelto a empezar, ése dolorcito que en verano había desaparecido vuelve también hacer acto de presencia…
Con todo éste corre, corre, con todo este sube y baja que pasa de julio a septiembre como de la noche a la mañana, mientras todo vuelve a empezar, no debemos de darle menos importancia a lo que de verdad nos hace estar y sentirnos vivos. Aunque todo influye para una vida más cómoda y sana; no dejemos que escape la curiosidad, la ilusión, la fe, la esperanza, el buen ánimo… y demos prioridad a lo que el corazón va dictando porque si alguien sabe lo que supone volver a empezar ése es el corazón que cada instante del día está en marcha haciendo posible lo más importante que existe que es la vida y que nos afecta de un modo verdadero para vivir… Porque con el corazón sano y pleno de vida… Todo vuelve a empezar.
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