Aún continúas ahí a medio vestir, sentado junto a mí, sereno ante el peligro que nos acecha, sin perder el tiempo más valioso que poseemos para gastarlo en nosotros dos una vez más, como ha ocurrido desde que se puso el alba. Mi mirada y la tuya, cómplices y enternecidas las dos se cruzan entre nosotros, al mismo tiempo que nos privamos de alimentar al gélido silencio para que no nos robe el deseo más profundo que tenemos de dar forma a cada uno de los proyectos de vida que manifestamos en común. Justo en este preciso instante te veo más fuerte y decidido que anoche, inclusive con unas ganas mucho más grandes de lo normal en ti para llegar hasta el fin del mundo si fuera necesario, y de este modo buscar feroz el camino que nos conduzca hacia aquellos sueños que colmarán de esperanza nuestras vidas.
En este momento cuando te acaricio de nuevo, constato que mi corazón también me habla, y me dice: —«Abraza a la persona que quieres, y no dejes de amarla nunca, a pesar de que sientas algún tipo de pudor». «La respuesta de tu vida la hallarás en aquellas cosas que vivas con total sinceridad»—.
Después que mi corazón me ha despertado de mi letargo afectivo, te acaricio, y tú, me susurras al oído que tu estado emocional también te ha manifestado lo mismo que a mí.
Ahora ya no perdemos más el tiempo. Nos volvemos a enfundar en silencio en el abrigo de nuestros abrazos, partícipes los dos de nuestras vidas, y desde entonces no dejamos al corazón en silencio ni tan sólo un minuto.
¡#FelizDíaDelLibro amigos! ¡#FelizSanJordi!
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