Siento lo que quiero, y quiero todo lo que siento. No rechazar ninguna de las cosas que siento hace que las quiera a todas porque como los hijos los sentimientos son todos únicos y no pueden elegirse por mejores o peores.
— Cada día de mi vida, quiero todo lo que siento.—
Yo no quiero que dejes nunca de escribir, porque cuando me toca el día tonto me acomodo en la buhardilla y me recompongo. Gracias preciosa.
Me encanta. Eres pura vitalidad.
Descodificada: No puedo prometer nada amiga, ahora, sí puedo decirte que mientras tenga un mínimo de fuerzas escribiré aunque no siempre sean brillantes las publicaciones.
Leila: Gracias, a mi me encanta te encante porque tu también me has dado vitalidad con tus palabras.