¿Sabes qué hora es? …

//¿Sabes qué hora es? …

¿Sabes qué hora es? …

Despierto aturdida, y de pronto una sacudida en mi mente me señala: —«¿Sabes qué hora es?»—. Entre tanto, permanezco un rato más medio dormida, y reflexiono en silencio. Entonces, vuelvo a escuchar: —«¡Hora de vivir! ¡Levántate, y anda!»—. Desde ese mismo momento, soy consciente que me he dejado dormir, y doy un brinco; salto de la cama casi del tirón. Mientras, en mi mente prosigue un susurro que me indica: —«El reloj pasa, y lo que no vivas hoy, se quedará inerte en el camino. De la misma manera que los segundos se quedan carentes de movimientos a la cola del puntero del reloj, aguardando a que surja cualquier otra ocasión. Procuro deshacerme de tantas preocupaciones que no tienen importancia, y también de tantos miedos que no sólo son innecesarios, sino que, son aquellos que disponen de la capacidad suficiente para  paralizar mi deseo de avanzar en la vida. Asimismo, quito a la desilusión de mis pensamientos, ya que, lo único que consiguen es que no muestre la sensibilidad que tengo ante los demás, y que igualmente me mantenga débil e indeciso, o inclusive egoísta y soberbia contigo, y el resto del mundo. Básicamente por todo ello no abandono nunca el deseo que poseo de dedicar parte de mi existencia a mostrar mis verdaderos sentimientos. Gozo de cuantas caricias, y palabras afectuosas recibo de las personas que en realidad me quieren. Y, me abrigo con los abrazos que me ofrecen para mantenerme fuerte y decidido; procurando con indiferencia de la etapa que vivo, dedicar sin apuro toda la generosidad y la humildad que tengo en mi interior a todas las personas de mi círculo vital más próxima.

Cada vez me reafirmo más que si no pongo yo en marcha mi propio reloj emocional, no habrá nadie que venga a ponerlo a punto por mi. Me armaré de valor, y saldré a la calle a comerme el mundo sin ninguna excusa más. «Se me pasa el tiempo de salir a vivir». Remato de mi espíritu de conquista a esta voz mía que ha despertado contenta, y con el apetito de salir a recolectar cada experiencia vital que se cruce en el camino».

Una vez que me tomo el café y las tostadas me suministran parte de la energía que necesito para terminar de desperezarme, pongo un pie en la calle. Justo en este momento, mientras que veo a la gente deambular de un lado al otro sin que se den cuenta de cuantas cosas suceden y existen en torno a ellos, siento la brisa acariciando mi rostro, y es ahora en este preciso lapso de tiempo cuando descubro la carencia de relevancia que yace en cada uno de los pensamientos que he alimentado durante tanto tiempo. Evidentemente soy un ser humano, y la perfección no se revela tampoco en mi ser. Al menos, jamás se ha manifestado con tanta brillantez. Son tantas y tantas cuestiones sin importancia que a veces se presentan en mi mente cuando me despierto para atormentarme al menor tris, que hago el esfuerzo de no caer en sus redes, y entonces, tomo aliento, me armo de valor, y pongo el puntero de mi vida para que marque hacia un lugar concreto: La vida.

—«¡Es hora de vivir! ¡Prosigo mi camino!»—. Ahora solo deseo que también tú te des cuenta de todo el afecto que siento por ti. Sé que, aunque te cueste la vida decirlo, tú también lo profesas por mí. Hagamos el esfuerzo de no dejar pasar a la vida en balde. El tiempo corre, y no se detiene por nada, y tampoco por nadie; él será en cualquier tiempo el encargado de ausentarnos de nuestras vidas, y la misma vida.

By | 2017-07-20T20:21:52+01:00 julio 20th, 2017|Personal|5 Comments

5 Comments

  1. Francisco José González Gómez 20 julio, 2017 at 17:19

    HOLA:
    Esta muy bien me gusta ese texto. A mi me suele pasar muy a menudo lo que comentas en ¿QUE HORA ES? Es la realidad…

  2. Arancha García 20 julio, 2017 at 19:16

    ¡Hola Fanfo! Amigo, lo que no vivamos hoy, y ahora, ya no tendremos oportunidad de vivirlo. Puede que vengan nuevos momentos a nuestra vida, pero lo que es incuestionable, es que no será como sucedió antes. Así que, yo también me planteo de este modo mi vida, e intento hacer todo lo posible para que el día a día no me engulla, y disfrutar por tanto de cuantas cosas me ofrece la vida.

    Te espero más veces por aquí.

  3. Natalia Rivas Sánchez 21 julio, 2017 at 07:49

    Hola ,me ha gustado mucho y me he sentido identificada es hora de despertar y empezar a vivir y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida,sigue asi guapa que son geniales tus textos

  4. Arancha García 21 julio, 2017 at 08:05

    Hola Natalia. Me alegra mucho leerte de nuevo por aquí. Hacía días que no venías a compartir un tato.

    ¿Te sientes identificada? Siempre digo que si el día nace cada mañana alguien también tendrá que avisarle cuando se ha dejado dormir, o esta perezoso e incluso triste. Son esas pequeñas cosas las que hacen que en realidad la vida sea muy grande.

    Seguiré, y por aquí nos seguiremos viendo. Te espero. Un abrazo.

  5. elvira 21 julio, 2017 at 19:50

    ¿Quien nos puede parar Arancha? Cuando se acaban las pilas, las cambiamos. Cuando estemos triste, nos alegramos. Cuando queramos un abrazo, lo buscamos…. ….. …. Que el reloj que mueve nuestras vidas tenga cuerda suficiente para hacer cualquier cosa, es cosa de nosotros.

    Me encanto el texto. ¡Que no se pare la cuerda! Bess.

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