A estas horas de la jornada cuando va cayendo la tarde, y también cae el sol, la noche va abriéndose camino entre tú y yo. Una vez más, los buenos momentos que he vivido junto a ti aprovechan este preciso momento para avivarse en mis recuerdos, y de este modo consolidarse un poco más en el corazón; de la misma manera que las estrellas se agarran fuertemente con su luz, allí, al confín del universo.
A pesar de que la vida sea en infinidad de ocasiones mucho más complicada que sencilla, los buenos recuerdos nunca se mueren, y se convierten en hechos eternos, a los cuales, nada ni nadie podrá desbaratarlos si permanecen vivos en mi corazón.
Me gusta mucho que sientas de esta manera aranchi. Eres grande amiga. No permitas que te quiten tus recuerdos, ¡Así se habla!