A pesar de que cuido a mi alma para evitar sobresaltos afectivos, a día de hoy me sigue seduciendo la gente que no tiene dobleces en su forma de amar. En cada ocasión me dices lo que piensas, aunque, no siempre estamos de acuerdo, no tienes el ego subido a la parra, y tienes el deseo de superarte ante las adversidades, e incluso compartir tus rachas malas, igual que haces con las buenas. Me fascina disponer del poder para reafirmarme que todavía existen personas tan excepcionales como tú. Recuerdo aquel instante cuando el destino nos cruzó en el camino, y juntos de la mano, continuamos entretejiendo numerosas experiencias vitales.
Eres tan auténtico que me emociona mucho que una persona como tú me busques cuando me extrañas, del mismo modo que buscarías sin descanso un diamante. Me amas y lo expresas sin ningún tipo de censura. Igual que me expresas aquello en lo que no estoy acertada. Transcurre el tiempo, y de un modo tan extraordinario como tú mismo, mi afecto crece por ti, por la gente tan excepcional como tú lo eres. No cambies nunca. Necesito de tu autenticidad para seguir sintiendo el arte de la seducción emocional en mi alma, y viviendo momentos irrepetibles.
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