Entre «prisioner@s de prisión» y «prisioner@s domiciliarios»

//Entre «prisioner@s de prisión» y «prisioner@s domiciliarios»

Entre «prisioner@s de prisión» y «prisioner@s domiciliarios»

En ocasiones y después de haber hecho referencia antes a la literalidad relacionada entre la realidad de las barreras arquitectónicas y las atenciones que diferencian a una persona en su casa, y a quien que por diferentes causas, más o menos graves, se hayan internos en una cárcel. Por lo que no pretendo ser jueza, ni reclamar unas prestaciones menor en la atención, cuidados, e incluso custodia; sí proclamo con voz alta la igualdad. Pido, el mismo justo derecho de quienes, por motivos «encontrados»: salud, carencia de recursos económicos que no faciliten tener un acceso a una ‘misma’ y ‘digna’ calidad de vida, por mínima que esta sea.

Si de por si las autoridades miran hacia otro lado, y ni tan siquiera se involucran en buscar cambios e integración. Claro que, si considero las numerosas ventajas fiscales y recursos varios que estas personas como colectivo aportan y dejan internamente a cada centro a diferencia de las personas individuales en su domicilio, obviamente los primeros resultan más rentables que nadie.

No puedo tolerar y mucho menos aceptar el hecho de conformarme a este respecto. Pues, no tiene más derecho quien comete “un crimen”, “roba”, “agrede”, “amenaza”, “intimida”, “trafica”; a quien su dificultad en desplazamientos, falta de recursos para eliminación de barreras, etcétera, sea la causa principal que le dificultad tener una vida normalizada.

Sentirse encerrada, encarcelada en el propio hogar, sin poder pisar, ni tan siquiera salir a la calle sin haber cometido ninguna infracción, es una sensación de impotencia inexplicable. Más cuando se puede comprobar con cierta objetividad las diferencias de servicios, ayudas y disponibilidad social entre quienes cuando por algún motivo judicial se les priva por incumplir las leyes, como efecto de choque a su libertad, y donde, por el contrario cuando por dicha similitud de movilidad, mi encierro es por completo diferente en mis atenciones, comodidades, ocio, y un sinfin de actividades que normalizan su vida, y sin embargo la mía la privan de normalidad y libertad.

La diferencia, entre unos y otros… Cada uno de nosotros con intención, deseos, ilusiones, y sueños que bien podrían ser tratados por igual, si hubiera voluntad política y social.

Como ejemplo de diferencias a lo expuesto, rescato unas líneas de un correo, donde expone casi gráficamente y a grosso modo, lo que vengo a manifestar.

“Intercambiar a las personas con dificultades o carencias para las cárceles y a los infractores a los hogares con barreras”.

De esta manera:

· Se tendrá acceso a una ducha todos los días, al ocio, a las visitas y viajes programados, paseos por el jardín, a los equipos informáticos, talleres de trabajo, sala de enfermería.
· Se recibirá sillas de ruedas, muletas, andadoras, audífonos.
· Se recibirá el dinero en vez de pagar por el alojamiento.
· Se tendrá derecho a una vigilancia continuada por vídeo, por lo que de inmediato se recibiría la asistencia después de una caída u otra emergencia; un mareo, una bajada de tensión, descompensación del azúcar.
· Las camas se lavarán mínimo, dos veces a la semana, con regularidad, la ropa lavada y planchada.
· Un guardia pasará cada 20 minutos para comprobar el estado, la seguridad, y traerá las comidas y los bocadillos directamente a la habitación.
· Se contará con un lugar especial para recibir a la familia, amigos.
· Se tendrá acceso a una biblioteca, equipos informáticos, sala de pintura, sala de ejercicios, sala de actos, excursiones, visitas y viajes programados, talleres de trabajo, sala de terapia física y espiritual, así como la piscina e inclusive la enseñanza gratuita.
· Se tendrá pijamas, zapatos, calzado deportivo y asistencia jurídica gratuita.
· Se contará con habitación, privada y segura, con un patio de ejercicios, rodeado por un hermoso jardín. Con derecho a un ordenador, televisión, radio y llamadas ilimitadas.
· Se contará con un economato para lo que se preste necesario, agua, jabón, refrescos, perfumes.
· Se tendrá una “junta directiva” para escuchar las quejas, así como los guardias contarán con un código de conducta que, ¡debe ser respetado!

A cambio:

Los infractores:

· Tendrán los platos fríos.
· Se quedarán solos y sin vigilancia.
· Las salidas al jardín desaparecerán.
· Los aparatos y elementos orto protésicos, correrán de su cuenta.
· Las excursiones, los viajes y visitas programadas desaparecerán.
· Las salas de ocio y trabajo serán una utopía.
· La asistencia a clases será imposible.
· Las luces se apagarán a las 20: 00 horas.
· Se tendrá derecho a un baño a la semana.
· Vivirán en una pequeña habitación, por la que tendrán que pagar al menos por mes, una cantidad que oscila entre los 1.500 euros.

¡Sin esperanza de salir con vida!
¡Las barreras son permanentes!

Como cambiaría entonces la historia, si en vez de ser unos, fuesen otros a quienes se les hiciera más fácil la vida, después de sobrevenir una circunstancia adversa que cambia su vida por completo ¡Justicia para todos! Igualdad de oportunidad y derechos.

De ahí, esta ‘comparación’ entre uno y otro a la diferencia estructural, y de todo en general. Es real y substancialmente notorio las necesidades y carencias. Sin comparaciones, sí, pero sí con matizaciones y deseos, para que en un día no muy lejano, tanto unos se sientan más libres en su peaje para la justicia, y otros, por justicia en cuanto a derecho a la vida podamos vivir. Tan solo eso, ¡vivir! En cualquier circunstancias, solo vivir.

Y es que, a nadie le gusta estar “privado de libertad”, y por supuesto, ya si por lo menos las circunstancias no indican más que hay que estarlo, que sea en las mejores condiciones, pero no solo en prisión, sino en cualquier parte y situación, pues nadie es más ni menos digno que nadie. Nunca se sabe quién, cómo y cuándo, puede perder la libertad de movimiento. Una justa, justicia, un justo movimiento. Una justa y digna vida.

Ante la ley, todos somos iguales. Aplicarlo un deber, recibirlo un derecho.

By | 2018-08-30T17:29:05+01:00 agosto 24th, 2011|Opinión bloguera|6 Comments

6 Comments

  1. naufraloq 30 agosto, 2011 at 22:55

    Se puede decir más alto, nunca más claro.

    Felicidades por tu valentía guapa; sabemos que muchos somos cuanto lo pensamos, sin embargo, pocos cuánto lo decimos. Sigue adelante, no te rindas, cuentas con mi apoyo.
    Bess.

  2. Trébol 13 octubre, 2011 at 21:31

    Gracias por tu apoyo, siempre ahí, notándose 😉
    No sé como se puede ver desde fuera, pero si lo miramos con objetividad y comparamos, creo no estar muy desacertada. Besos.

  3. cristi 13 octubre, 2011 at 21:52

    Ayer vi un reportaje en los informativos de tele 5 de una señora “mayor” que llevaba 17 años sin poder salir de su casa, y me pareció estarte viendo a ti, en tu casa, sin poder salir como estas.
    Me causó curiosidad cuando ella con su edad decía que quería vivir, y sin embargo tú, con lo jovencita que eres, has soportado tantos años en ese encierro en tu casa. Eres una valiente.
    Amiga, hay una oportunidad ahora con esa cena benéfica que te preparan, y estoy convencidísima este es el momento. Todos contigo, estaremos apoyándote siempre, no te desanimes! Lucha, no lo dejes ahora; a por todas guapetona, a salir de esas cuatro paredes que te han comido tu libertad y tu vida y danos a quienes te queremos el gusto de estar contigo pasándolo en grande y quienes no te conocen. ¡Van alucinar! cuando te conozcan.
    Ahora hasta enamorar toca je, je, je… En serio, ánimo.
    Hasta muy pronto. Un abrazo.

  4. esperanzaf 18 febrero, 2012 at 22:12

    Buenas noches Arancha
    Cada vez me asombras más. Tu manera de escribir, tus ganas de luchar de vivir…
    No entiendo cómo no existen instituciones que se puedan hacer cargo de tu problema. Es un derecho legalmente recogido en la Constitución…¿qué dicen los servicios sociales al respecto? y ¿el Cabildo?…
    Solo me queda mandarte desde Madrid, todo mi APOYO y ADMIRACION.
    Un beso muy fuerte
    Esperanza

  5. Conchita sanchez, maceiras 28 febrero, 2012 at 18:19

    te quiero guapa, un beso

  6. Trébol 28 febrero, 2012 at 22:01

    Y yo a tí! Eso no lo dudes! Esta cárcel sí deja salir las emociones y sentimientos, ya me fugo yo 😉
    Un abrazo Conchita!

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