El tren de la vida, los sueños, se apean unas horas… Con la Cena Benéfica

//El tren de la vida, los sueños, se apean unas horas… Con la Cena Benéfica

El tren de la vida, los sueños, se apean unas horas… Con la Cena Benéfica

Andando por los andenes de la vida, buscando el vagón que me llevaría a uno de los destinos soñados, después de consultar y caminar, de varias estaciones recorridas, en las que nunca dejé de buscar, una motivación, una ilusión, de poder «tumbar barreras» han sido personas con nombre propio quienes me llevaron a confiar en un tren, de un rumbo para mí incierto.

Me dejé llevar, la ilusión así me hacía, lo que ése otro yo me pedía, me insistía en que me dejase llevar; que no pensara tanto, si era o no, el vagón ideal, el de un destino adecuado.

Con los meses, con el tren de la vida y el tiempo pasando, poco a poco, día a día, minuto a minuto; deseando llegar lo más prontamente posible al punto de destino, fue este pasado sábado 12 de noviembre, la parada buscada, una de las soñada, donde me apeo.

No fue un día normal. La Cena Benéfica se apeó en la parada. «Tumbando barreras«, parece que no era sólo el nombre del camino, del destino, de lo que, tumbar y tumbar barreras, puede ser una realidad.

Un día de sueños y emociones, momentos de subida de adrenalina, nervios.

Ya la emoción de ver como el tiempo transcurría, y se acerca la hora, hacía que me sintiera inquieta, con ganas de que llegara definitivamente; cómo suele decirse, -subir el telón y decir eso de… ¡Que empiece la fiesta! El sábado no fue, sin duda, un día normal.

Después de pasar tantas jornadas encerrada en casa, el sólo hecho de imaginar que saldría, que podría estar un tiempo en lugar y compañía diferente al de otros días, sin por ello desmerecer a mi cotidianidad, ya lo hacía indescriptible e irresistible. El cambio por poco que sea, distinto a todos los demás días, hizo que me sintiera extraña. Pensamientos perplejos que me incitan a comprobar cómo las cosas con tan poquito puede cambiar.

Las semanas de preparativos y puesta a punto comenzaron a tener las horas contadas. Fue justo a las 20,30 horas cuando, el arcoíris, recorrí todo el camino. Alumbró la senda de este tren al que fui invitada a subir, desde el que muchos(as) han querido subir para ayudar y apoyar

[…] A la par que extrañada me siento emocionada. Emocionada porque eso sea así […]

Hablar de manera personal no es algo que sepa hacer demasiado bien. Prefiero subirme a los trenes, viajar y para con los ojos entreabiertos en que nada se escape a la vista, a la imaginación; vivir y disfrutar, momentos de sorpresas que me encantan, y emociones que como la vida a cada encuentro, a cada contacto, se presentan.

Con la tecnología como vínculo para luego poder plasmar y contar, como una herramienta más allá que la de simplemente para trabajar, como un complemento de mi misma, con la posibilidad de «tumbar una barreras» y poder en algún momento tener más movilidad, independencia, lo que es lo mismo, más libertad; no quiero dejar de seguir apeada en éste vagón […] El vagón de los sueños, la fe, la ilusión […] La de creer, que en verdad puede ser, que quizás, «tumbando una barrera» no sea sólo una frase, un deseo […] Sí, una realidad.

Agradeciendo a todos(as) cuantos me ayudáis a encontrar el camino, el vagón apropiado

¡Gracias! Gracias a los que nos vimos en el peaje, en el restaurante. En el camino de la vida, de los sueños, deseos e ilusiones, la realidad de comprobar que con un apoyo, el apoyo de todos(as) ustedes el «tumbando barreras» al final pudo tumbarse de verdad, desaparecer, dejando un camino más transitable, arraigado a lo más personal […]

¡Gracias, y nos seguiremos viendo! […] Aquí, allá, igual da; en el camino y en el tren de la vida, sin duda, es el que será, en las calles de éste nuestro municipio, ú en otro vecino.

Sintiendo y comprobando, en carne propia aquellas otras cosas, y experiencias contadas. Escribiendo y redactando luego quizás quién sabe, con fe y esperanza, en que serán las propias.

El sábado pasado 12N, el tren y el vagón, llegaron con un peaje programado, lleno de ilusiones y encanto. El encanto de «tumbando barreras» pueda comenzar a ser en mi vida, una realidad. La realidad, de que una barrera no limite más […] Vivir; experimentar, sentir, disfrutar.

También publicado en Elblogoferoz


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By | 2017-06-19T19:26:28+01:00 noviembre 20th, 2011|Opinión bloguera|1 Comment

One Comment

  1. carloson 26 noviembre, 2011 at 20:47

    Amiga, no dejes de cminar nunca por ese camino, como tu bien dices, en el tren de la vida. Los trenes pasan y tenemos que subirnos, no sabemos cuál es el ideal.
    No olvides que ¡soñar es gratis! ¡que nadie nos quite esto!

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