Continúas ahí impávido, sin perder el tiempo, sin miedo a caer. Te abstienes de alimentar al gélido silencio para que no te robe el deseo de soñar. Tampoco le das pie para que descubra el secreto que te da la fuerza necesaria para mantenerte imperturbable ante las duras adversidades que se cuelan en tu vida. Precisamente ahora, te compruebo más decidido que ayer, con ganas de llegar incluso al fin del mundo. Loco por la vida, buscas feroz tu camino. Sin clemencias hacia el tiempo. A pesar de que te debilita tanta incertidumbre, te fortalece el hecho de encontrarte por sorpresa con las aventuras de tu propia vida.
Sientes que tu corazón te habla, te dice; «vas a encontrar el regalo más grande que nadie te haya podido hacer al final de la aventura». Entre tanto, tú, no dejas de buscar la feroz sonrisa, y el sosiego que descompondrán el secreto de la sombra floja del gélido silencio. Por el contrario, restaurarás el calor de tus deseos por cuidar en definitiva tu locura por la vida.
Sabes bien que desenvuelves cada día el regalo más importante que posees. El estruendo de la aventura de tu vida sin duda forma parte de la propia locura por aprender y crecer. Resquebraja con algarabía el envoltorio. Lo realmente importante está en el interior.
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