A pesar de que no teníamos trato y comunicación, ni tampoco habíamos concurrido simultáneamente en un mismo lugar en ningún tiempo, el destino tenía claro que esta combinación de factores y circunstancias se iban a producir sin esperarlo entre tú, y yo. A primera vista fue un desastre total, sin embargo, a fecha de hoy, nuestro vínculo afectivo fluye, igual a las gaviotas que vuelan libres en el cielo cerca del litoral marino. No luches en contra de tus afectos, ni tampoco lo hagas en contra de mí; el destino es tremendamente sabio, y yo, no soy en absoluto tu rival a batir. Si a lo que aspiras es a pelear, solamente has de luchar a mi lado para cuidar y proteger este amor que nos profesamos el uno y el otro. No te ocultes, y mucho menos huyas de cuantas emociones hacen que vibre tu cuerpo de sentimientos tiernos. Afronta a la falta de seguridad en ti mismo que te paraliza a la hora de mostrar tus emociones más íntimas. Concédeme tu mano, aquella de la que saldremos cogidos los dos a pasear a la alegría del amor que ambos sentimos por los parques y las plazas de todo el mundo. Igualmente, te pido que me ofrezcas por completo el dolor que altera el estado natural de las funciones de tu cuerpo, e inclusive, hazme partícipe del conjunto de circunstancias que te afectan en la actualidad o por el contrario de las que crees que puedan llegar a ocurrir en cualquier momento y que te produce intranquilidad, temor, angustia o inquietud en tu mente, no dejándote vivir en paz. Retoma el carácter llano y cordial, sin imponer distancia en el trato de la persona que conocí sentada en el banco de madera de color pardo rojizo y de aspecto acaramelado en aquel tiempo de otoño del noventa y ocho. ¡Cuántas circunstancias hemos experimentado durante todo este tiempo vital! Quédate, quédate ahora, y permanece aquí también durante toda la vida. Despreocúpate, no tienes por qué expresar ni una sola palabra. Solamente deja que brote de tu interior todo ese fuego ardiente de amor que siempre me has entregado desde ese lazo invisible que nos une, y, compartamos de manera natural los momentos más desgarradores, junto con esos que ocasionan alegría en nuestra existencia. En este instante necesito experimentar la fuerza que atesora tu espíritu en tus ganas de existir. Es increíble poder amarte abiertamente, sin secretos ni mentiras; amarnos a la luz del sol, y también debajo del influjo de la luz de la luna quienes nos invitan abiertamente a disfrutar de esta manera de este extraordinario sentimiento que nos ha atrapado sin previo aviso, además de cambiarnos nuestro destino vital para siempre.
Compartir es vivir, y vivir es experimentar innumerables estados de ánimo, al igual que de afecto. Deja ya de huir con pavor de tus propios sentimientos, y dale una oportunidad a tu existencia. Comparte conmigo de una vez por todas cada una de las preocupaciones que no te permiten pensar sin juzgar una cosa o a una persona antes del tiempo oportuno, o sin tener de ellas un perfecto conocimiento. Manifiesta sin desconfianza la flaqueza, la debilidad, la falta de fuerzas y vigor en el cuerpo o en el ánimo que produce dolor a tu espíritu. De la misma manera, cede ante el destino, sabio, para que sea quien te guíe, y sigas de este modo los pasos de tu corazón. Es probable que al no tener ninguna relación entre unos y otros se produzca un tremendo cataclismo al principio, no obstante, en el resultado final, el destino que es sapiente te hará salir victorioso de amor; nuestro amor.
Buenas Arancha!! Como decia Bequer La soledad es muy hermosa… cuando se tiene alguien con quien compartirla, y ese es el miedo que a veces tenemos todos, a compartimos, a compartir ese remoto Yo que es incluso inaccesible a nosotros mismos.
Muy selecto .
Tus escritos son increíbles.
Muchas gracias por escribirnos.
Totalmente de acuerdo querido amigo Acaimo. Estar en soledad con uno mismo es un aprendizaje que tenemos que realizar a lo largo de la vida, y personalmente, también me gusta estar en soledad conmigo misma. Un abrazo.
Gracias a ti por buscar un tiempo para leerlos Pablo. Un abrazo.
Después de tantos años estando conmigo mismo, me siento muy a gusto en mis espacios de soledad. Me gusta disfrutar de ella.
Sé que puedo saborearla porque no me siento solo. Gracias a las personas que me acompañan, puedo disfrutar de la soledad. Irónicamente bello !!!
La soledad también es para saborearla. Solo cuando hace daño, o eso es como lo veo yo, es cuando debemos de cambiar el rumbo del destino. Sin embargo, compartir soledad con compañía en absoluto se transforma en un hecho negativo. Yo me he conocido mucho más, en todos los años que pasé infinidad de horas sola en aquella cama que me impedía andar por el mundo y desarrollar mi vida. Hoy en día miro para aquel tiempo, y agradezco el número de cosas que aprendí de mi.