Después del extraordinario, apasionante e inolvidable fin de semana que he recorrido emocionalmente, vengo con mayor fuerza e ilusión para seguir mis propias coordenadas, las cuales en gran medida son también parte de las tuyas. A partir de este preciso momento me exigiré lo mejor de mí misma, y no dejaré de gozar de este recuerdo que tengo actualmente de lo que experimenté en mi corazón el resto de mis días. Mi vida eres tú. Mi camino eres tú. A pesar de que te parezca exagerado lo que te diré, tú siempre proporcionas calor y color a mi travieso corazón. El afecto que siento por ti es tan verdadero, que solamente cuando me atrevo a sentirlo sin pudor, ni miedo al que dirán vibro de genuina felicidad. Ahora puedo decir: «soy plenamente feliz». Tu cariño cuenta con unas coordenadas únicas que cuando me flaquean las fuerzas o me abandono momentáneamente a la desesperanza y te busco, es alucinante que siempre te encuentro. No hay un solo momento en que no vuelva a encontrar mi camino, y entonces siento que renazco, también mi dolor desaparece, y la desazón y malestar se transforman en alegría y bienestar. Si me hallo muy cerca de ti a pesar de la distancia, no hay nada ni nadie que tenga el poder de perturbar a mi alma.
A pesar de que no te lo puedas creer, las coordenadas que sigo para mantenerme firme en lo que deseo hacer, además de positiva, e inclusive alegre y emocionada se llaman tú, amiga. Tú eres capaz de transformar el pensamiento más negativo en la dicha más próspera cuando me abandono a tu lado, aunque tampoco me digas a donde pretendes llevarme.
Sin lugar a dudas tu presencia es la luz que ilumina mi vida. Realmente a tu lado no hay ningún tipo de sombra que pueda enturbiar y tampoco perturbar el camino que recorro yendo de la mano contigo, confiada en mis propias coordenadas que en gran medida son también las tuyas. Y, no me agoto de andar a tu lado en este camino de la vida en tantas veces inhóspito.
Los mejores momentos de la vida suceden cuando menos los esperas, y tú, has sido quien me ha regalado un instante que nunca olvidaré. Ya que tú, aunque no lo sabes, me has dado tu mano para que yo continúe recorriendo con una sonrisa en el rostro el camino de la vida: Mi vida.
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