Nos encontramos en un momento del año, en el que mientras unos trabajan, otros, entre tanto disfrutan de días de irresistibles como tan deseados momentos de descanso, viaje y otro tipo de vaivenes y entretenimientos. De ahí que muchos jóvenes, principalmente los más pequeños, se hallen envueltos en la locura del divertimiento como toca en este momento; con son los campamentos de verano. Aunque éstos ya prácticamente no tienen límite de edad definido como antiguamente, estando más abierto tanto a ello como a la tipología de los mismos.
Más de uno, habrá apurado hasta última hora para no quedarse sin un tiempo que cada año va afianzándose como un premio a dar por parte de los padres a un buen transcurso y fin escolar. Y por supuesto, en que la calidad de éste no ha decaído sino todo lo contrario. Ya que, los campamentos, se han visto aumentados por un progreso de sí mismo de manera generalizada, diría que, casi sin darse cuenta. Mientras su esencia se conserva, sus bases, se ven reforzadas e incluso se abren sin reparos al acogimiento de todo aquel que desee inscribirse en alguno de estos, y más, cuando quién lo desea cuenta con una discapacidad, ya sea visible o no. Cosa, que hasta ahora no venía produciéndose teniendo en muchos casos que “forzar” en forma casi de “presión“ para la aceptación al mismo.
La variedad de actividades en los campamentos se ha visto ampliada de forma significativa, así como de la oferta, pues la demanda también es verdad ha venido aumentando; una vez se han comenzado a dar cuenta (aún sin tener que demostrarlo), es posible e incluso beneficioso el contacto con otras gentes, desechando el pensamiento en que era todo un problema y una responsabilidad máxima en cualquier caso que pudiese darse.
Es posible, hay algo de cierto en que hay precauciones a tomar, pero, seguramente no más que si se tratasen de pequeños de cinco o diez años sin discapacidad presente; como en las comidas, orden, y todo lo que conlleva estar de campamento. Pues, independientemente de una necesidad determinada, nadie esta excepto por ello de tener un percance, prestación de atención, etc, y más, si hablamos de pequeños. En lo que en muchos casos tendemos a pensar son irresponsables o en otros poco concientes: sino de muestra; la famosa frase sobre la juventud. Hasta que llegado un momento, nos sorprenden con una capacidad mayor comprensión que la de un adulto.
Digo esto, porque hasta hace siete u ocho años, no se trataba con normalidad la presencia de una persona con unas necesidades diferentes a las de sus compañeros de actividades, risas, cabaña, etcétera, siendo todo una peripecia a rebasar. Se tenía que estar casi de forma constante demostrando se contaba con capacidad para ello.
Todo debido, a una mentalidad antagónica, antigua y falta de conocimiento como de conciencia de todos. Haciendo más que discriminatorio el querer inscribir a un hijo en el campamento de la ciudad, colegio u otros ofertados en ese periodo determinado del año.
De un lado, los monitores se mostraban muy reacios en aceptar contar con un chaval que pudiese darle algún susto y no estar preparado para ello, o no saber como actuar con la persona como tal; basado en no sé que. (Como mínimo se requiere conocimientos en primeros auxilios, pues, la relación interpersonal no se estudia 😉 ) .
Sin embargo, mientras esto pasaba hace no muchos años; en la actualidad hay quienes desean formar parte del voluntariado de campamentos e incluso los monitores se sienten a gusto y reconfortados por las lecciones de vida, interés, cariño, empeño, y más que los chavales desprenden.
Como decía, es obvio que si el campamento tiene entre sus campamentistas a personas diabéticas, celiacos, dificultades auditivas, sensitivas, etcétera, tenga dentro de sus objetivos el ayudarse y obtener información desde la diversión y esparcimiento; para como decía conocerse más, entablar impresiones, conocer otras; compartiendo días con otros que sabe entenderá o podrá ayudar. Pues si bien cuentan con un vínculo en común, sus intereses y personalidades son diferentes, ofrecen de igual manera la oportunidad como si de cualquier campamento normal fuese en conocer otras personas, hacer amigos, compartir… Además de la posibilidad de aclaración de dudas con los profesionales u monitores con conocimiento para ello que se encuentran en el mismo.
Por ejemplo, en caso de personas celiacas, sabemos el gluten es algo que no pueden deglutir y si se encuentra en un campamento con otras personas que no lo son, se debe mantener cuidado a la hora de las comidas, no siendo esto un impedimento para poder estar dentro de él como otro más del grupo. Mientras en el resto de su actividad no influye la enfermedad, a no ser se cuente con otras derivadas de esta, donde aún así tampoco sería impedimento de un desarrollo siempre por supuesto dependiendo de cada persona.
Una vez menciono. Conocer algo más, sobre qué se trata celiaco resultará interesante. Desde aquí.
Por supuesto tal como decía hay multitud de disposición de actividades en campamentos; y que conste, no me parece mal se hagan este tipo de campamentos. Pues si se trata de pedagogía y orientación sobre su necesidad; pienso esto siempre es positivo y ayuda para un mayor conocimiento, toma de conciencia de la circunstancia, al igual que de una mayor independencia hacia sus progenitores.
Donde por otro lado y según como se mire, hay quién pretende confundir, dando la sensación se trata de una reclusión de personas con una misma situación.
Ahora si fuese abierto, y creo se me entiende; si me parecería mal se negase a facilitar el acoplamiento con otros compañeros de aventuras y vivencias, pues no debemos confundir conceptos y objetivos. Puesto que, se ha venido demostrando que este tipo de campamentos ofrecen resultados positivos.
Con todo ello no pretendo más que decir, que, estar u ir de campamento no tiene que ser un obstáculo ni hay porqué cumplir unos requisitos personales adicionales u extraordinarios, más que, contar con ganas en participar y poco más… La edad es otro tema 😉
[…] mención sobre su importancia, siendo uno de los que más deben ser tenido en cuenta, seguido de campamentos, restaurantes, centros comerciales, desde donde se ha comenzado a facilitar herramientas prácticas […]