Amigo mío, no permitas que te asalte el miedo a que yo, tu amiga, forme una opinión negativa de ti ante cualquier circunstancia que se presente. No soy quién para hacerlo, aunque en ciertas situaciones cuando tengo la impresión que no estás acertado en tu comportamiento, yo, me siento en el deber afectivo de corregir cuando te equivocas en algo, y así lo hago.
Amigo mío, necesito recordarte que a pesar de las reprimendas, te quiero con cada uno de tus defectos, y también de las virtudes que te hacen ser una persona única. Eres mi amigo, y yo soy tu amiga. Con esas características personal te conocí, y con ellas deseo continuar compartiendo el resto de la vida. Siempre libres los dos, y con nuestra hermosa relación de amistad, amigo.
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