Me llamo Arancha García, aunque muchos de ustedes me conocerán de las redes sociales con el pseudónimo de ‘Trébol’. Nací en una pequeña ciudad turística al Sur de España, en Canarias, donde el sol, el mar, y en definitiva el buen clima se vuelven una presencia constante. De quien además recibo espléndidas invitaciones para plasmar en escritura los innumerables instantes cuando me embeleso por el calor que emana el sol, igual que por el sonido y el compás armonioso de las olas del mar de las cuales gozo tanto de día como de la noche. Es una cadena de circunstancias que hacen que fluya desde mi interior una complicidad para ser expuesta para todos.

Además de todo esto, siempre dedico también parte de mi tiempo para la tecnología, la cual me apasiona y disfruto de lleno. Gracias a los avances de los últimos años puedo comunicarme con el mundo, y expresar en letras aquello que necesito manifestar sin pronunciar una palabra.
A pesar de que no soy especialmente brillante en la escritura, no cejo en el intento de aprender, también de crecer e inclusive de dejar que el corazón se involucre con la piel en aquello que siento en la profundidad de mi ser. Hago lo posible para incomodar lo menos posible a los sentidos.

Amiga de mis amigos. ¡Al lado de ellos siempre, y para siempre! No puedo tener nada más importante que no proceda de la familia, y también de los amigos.

Mantengo ciertas inquietudes sociales; creo que no soy tampoco nada excepcional. Escucho, hablo, me gusta conocer un poco de todo cuanto me rodea o me cuentan. Cuanto más conozco, más me gusta observar e investigar e incluso ir un poco más allá de las cosas. No me gusta en absoluto el conformismo. Siempre tengo ganas de respirar, de sentir como late el corazón, y de darle aire al mundo.
Tampoco es que me venga como novedad mi espíritu aventurero y nada conformista. Desde siempre la aventura ha sido una atracción para mí. Creo que las experiencias, y descubrir cosas nuevas, o reinventadas es una de entre las mejores cosas que podemos experimentar en la vida.

En resumidas cuentas; ¿No es la vida una aventura constante?

Quiero salir. Quiero conocerte. Anhelo conocer mundo, y sonreír al mundo. A mi manera, con fuerza y ganas de compartir la vida contigo, «tumbando barreras» ¡Salgo al exterior! ¡Vivo, y gozo contigo! ¡Libre!